Páginas

martes, 9 de noviembre de 2010

DETRÁS DE ENOJO: LO QUE TU HIJO QUIERE DECIRTE

Cuando los niños se enojan, es común que se dirijan hacia sus padres con frases o palabras hirientes. Sin duda, nadie está preparado para un "te odio mamá", aunque sepamos que esta expresión es momentánea y desaparece tan pronto como llega.
Aunque parezca difícil de creer, es bueno que nuestros hijos nos demuestren lo que sienten, y el primer error es tomar su enojo como algo personal.

Debido al miedo que nos da que nuestro hijo siga expresando su enojo de una forma incontrolable, intentamos calmarlo a toda costa: hacemos más concesiones, lo sobornamos para que se porte bien o nosotros mismos utilizamos comentarios hirientes e incluso, la violencia. 

Sin embargo, el hecho de no saber manejar la cólera de un niño puede provocar una "metamorfosis del enojo". Es decir, como no se le permite expresar este sentimiento directamente, el niño lo reprime y lo convierte en una emoción peligrosa. Así, el enojo reprimido se transforma en síntomas como depresión, miedos y ansiedad, los cuales pueden afectarle a lo largo de toda su infancia y el resto de su vida.

Aunque nadie maneja el enojo a la perfección, nosotros como padres podemos hacer mucho si motivamos a nuestros hijos a expresar este sentimiento como tal, es decir, si les enseñamos a entenderlo, nombrarlo, controlarlo y tolerarlo.
Bases para el control

1.
Al momento en que un niño comienza a aventar cosas, a patear, a gritar o a llorar, se le conoce como "emergencia de enojo". ¿Qué podemos hacer para superarla?

Lo mejor que puedes hacer es abrazar a tu hijo. Así, evitarás que se lastime a sí mismo, a otras personas o destruya objetos y le demostrarás que no quieres avergonzarlo y que lo apoyas. Además, con esta acción le demostrarás que no te asusta su enojo y que éste no es destructivo.

2. Debes tener en cuenta que la mayoría de los enojos son controlables. Identificar el detonante es una de las tareas más importantes que tenemos como padres, pues esto nos ayudará a entender por qué el niño se siente tan impotente o frustrado ante ciertas circunstancias.

Es necesario que nos sensibilicemos a lo que les ocurre a nuestros hijos. Puede ser que el problema vaya desde un pañal apretado, hasta que tenga hambre o sueño, que le enoje caerse al estar aprendiendo a caminar, la llegada del nuevo hermano o el primer día de clases.

3. Observa a tu hijo, y si ya puede hablar, escúchalo y cuestiónalo con cariño y paciencia.
Procura no criticarlo ni enojarte cuando estés averiguando por qué está enojado.

El refuerzo
El objetivo del refuerzo es ayudar a superar el enojo de un niño, sin reprimirlo. Sugiérele una solución al problema para que después de que haya pasado el momento de furia puedan hacer algo al respecto sin generar más enojo.

Normalmente, las razones principales del enojo interpersonal son la injusticia, un trato frío, el abandono, el incumplimiento de las promesas que les hacemos, la incongruencia o hacer comparaciones injustas.

A menos que su enojo represente un peligro para él, debemos enfocarnos en comprender por qué está así, en lugar de sermonearlo o castigarlo.

Recuerda que el enojo es una respuesta a un sentimiento de frustración e impotencia, y una vez que logramos identificar de dónde viene, éste desaparecerá.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario